En la actualidad, entendemos por inmobiliaria ética al conjunto de normas, principios y fundamentos del sector inmobiliario que persigue que las relaciones entre cliente y agentes inmobiliarios sea lo más justa y correcta, siendo fundamental que no existan intereses contrapuestos y haya en todo momento buena fe en dicha relación.
Por tanto, cuando una inmobiliaria apela a este concepto, lo que está transmitiendo es que sus bases están fundamentas por una moral, orientada al buen proceder.
En cada país existe un código de ética inmobiliaria diferente, aunque en el mundo occidental es sumamente parecido. Lógicamente, a este código de conducta, cada agencia o profesional independiente podría agregar un código que tenga un mayor alcance y especificaciones anexas. Por ejemplo, en esta web de inmobiliaria Barcelona apelan por este concepto.
Elementos fundamentales del concepto de inmobiliaria ética
Bajo este concepto prevalecen una serie de valores como el respeto, la honestidad y la lealtad. Estos valores deben ser aplicados con todas las relaciones que tiene para sus clientes, amigos, compañeros de profesión e, incluso, con el Estado.
Los principales valores éticos del sector inmobiliario se encuentran desarrollados en el ANPI (Asociación Nacional de Promotores Inmobiliarios):
1) No mentir
El primer precepto del código de ANPI es no mentir. Esto se traduce en que tanto los promotores como los agentes inmobiliarios deben comprometerse a proporcionar información veraz y completa sobre los inmuebles que pretenden vender o alquilar.
Esta información veraz abarca el coste del bien inmueble, los honorarios, los impuestos y los gastos administrativos.
Asimismo, este código de no mentir también alcanza a la valuación, es decir, a la fijación de precios. Por tanto, aquellos agentes que legalmente están autorizados para realizar la valuación deben actuar en todo momento con total transparencia y en base a unos criterios profesionales. .
2) No apartar propiedades
Es una práctica muy habitual el apartar propiedades para beneficiar a terceras personas. Esta práctica no debe hacerse a no ser que exista un contrato de compraventa, o bien, un arras o señal. En este caso, es obligatorio apartar la propiedad hasta que se cancele dicha compraventa. En caso de materializarse, lógicamente no aparecerá más en la oferta inmobiliaria.
3) Asesorar asertivamente y no ocultar vicios ocultos
El agente inmobiliario, que se acoge al código de conducta ética inmobiliaria, tiene la obligación ética de no ocultar aquellos hechos o irregularidades de las que tenga conocimiento.
Lógicamente, es un profesional que vende un producto, por tanto, no va a descubrir defectos latentes en los inmuebles, pero si debe advertir aquellas irregularidades notables que puedan afectar la compraventa; dado que el promotor debe proteger a los consumidores del fraude.
En efecto, el código ético inmobiliario obliga a actuar al promotor o agente inmobiliario con buena diligencia y de manera asertiva, agregando agregue valor a sus clientes.
Asimismo, cuando el ámbito de asesoramiento no sea de su competencia (por mero desconocimiento de la materia), debe señalarlo y anotar que sus apreciaciones son únicamente información de carácter personal y no profesional.
4) Lealtad ante sus compañeros de oficio
En todos los códigos deontológicos se prima la lealtad entre compañeros de profesión. En el concepto de inmobiliaria ética también se apuesta por ello.
La lealtad hacia los compañeros de profesión significa que deben guardar respeto y mostrar un compromiso moral hacia los otros negocios que se dedican a la misma actividad para garantizar una competencia sana.
Por ejemplo, se debe evitar hacer juicios de valor sin fundamentos sobre otros profesionales. Asimismo, respetar los contratos de exclusividad que se hayan contraído, no realizar prácticas de competencia desleal y; sobre todo, no asesorar para obtener un beneficio propio.
Conclusiones
Consideramos que la ética inmobiliaria distingue a los mejores agentes y promotores.
En la actualidad, todavía existen muchas irregularidades en el gremio inmobiliario que ha obligado a ciertos profesionales a asociarse de este modo mediante un código de conducta ético.
Gracias a ello, cada vez más, se ven inmobiliarias que reflejan este profesionalismo y transparencia que buscan los consumidores de este sector, donde la confidencialidad y confianza es la esencia de dicha relación comercial. Un ejemplo de ello, es la inmobiliaria ética Barcelona.
Por tanto, podemos concluir este post, comentando que la ética inmobiliaria es un conjunto de normas y principios del sector inmobiliario para ganar credibilidad. Aunque en cada país puede variar el código, en todos ellos hay valores comunes como la lealtad, el respeto uy la honestidad.
Enrique Ruiz Prieto
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